Nació en Moscú en 1982. Es una de las figuras cumbres de la Edad de Plata de la literatura rusa, junto a Ajmátova, Esenin, Maiakovski, Pasternak y Mandelshtam. Con Ariadna, tragedia a la que quiso dar el nombre de su querida hija —en aquellos años marcados por su propia tragedia vital—, la autora inició durante su exilio en Praga (1922) su inacabada trilogía trágica La ira de Afrodita. Tragedia que ira materializándose tras su regreso a la Unión Soviética en 1939: su hermana menor, Anastasia, fue deportada a un campo de concentración e idéntica suerte corrió poco después su hija Ariadna; entre tanto, su hijo Mur, con apenas 17 años, había sido destinado tras la invasión nazi a una brigada de detección de minas, y su marido, detenido y condenado a muerte. Con la ocupación nazi, Marina fue evacuada a Yelábuga, en el actual Tartaristán, donde en 1941 puso fin a su vida.

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